Es la economía social, estúpido

José Ballesta, Yolanda Díaz, Fernando López Miras, Juan Antonio Pedreño y Eric Maskin en la Facultad de Economía y Empresa; 26-02-2025 (fuente: Israel Sánchez / La Opinión)

Murcia está de moda, eso es así. Este año, el redondo 2025, conmemora su 1200º aniversario y además es la capital española de la economía social. Por ésto último, ayer el campus de Espinardo recogió a todas las autoridades habidas y por haber en la materia. Local, regional y nacional. Todo Dios. No cabía un alma salvo en la grada de arriba -el gallinero, para entendernos-, donde a los estudiantes nos encomendaron a subir para no juntarnos con la alta alcurnia.

Era después de comer. Sonaba de lejos el ruido del tranvía, el ambiente era indudablemente somnoliento, los pajarillos cantaban en el vasto campus y la peña iba de allí para allá. A título personal, cometí el error de llegar con excesiva antelación; porque parece que no se me queda en la cabeza que en este tipo de actos las cosas van a su ritmo. Superado lo cual, uno observa las reacciones de la gente. Estaban ilusionadas hasta las limpiadoras, quienes se asomaban por la parte lateral de la grada para poder ver en primera persona el revuelo generado.

El acto empezó con casi 40 minutos de retraso, cosa que, como he dicho antes, me repatea. Si saben que va a empezar tarde, que lo planifiquen mejor y lo agenden más tarde. No creo que sea tan difícil. "Ésto es un postureo impresionante", decía un tipo detrás de mí. Y razón no le faltaba: nos cegaban con las ráfagas de luz de los focos de las cámaras y las televisiones, y eso que estábamos en la parte superior.

En primer lugar, la actuación del grupo musical Belter Souls fue memorable. Una interpretación de El sitio de mi recreo, de verdad, extraordinaria. Más tarde, tomó la palabra el rector de la Universidad de Murcia, José Luján, quien se atrevió a pronunciar un corto pero intensivo speaking por la presencia del estadounidense Eric Maskin, premio Nobel de Economía de 2007. Ciertamente, no veo que haya mejorado demasiado su nivel de inglés desde que un estudiante extranjero le preguntó una vez al terminar un debate sobre las elecciones al Rectorado, allá por 2018. Ahora bien, la intención es lo que cuenta. Y lo importante es participar. Después de Luján, subió al estrado José Ballesta, alcalde de la ciudad. Muy en su línea, tengo que decir. Pura vena poética tanto en el habla como en las palabras, que no son lo mismo. Se apuntó a la escuela de Baltasar Gracián: lo bueno, si breve, dos veces bueno.

Luego vino el plato fuerte, Yolanda Díaz. Me fijé en una tontería pero que es curiosa: fue la primera que saludó a la presentadora del acto, Encarna Talavera -qué maja es-. Ninguno de los cuatro ponentes anteriores a la vicepresidenta del Gobierno lo hicieron, y sólo cuando Yo-Yolanda hizo lo propio le siguió el presidente de la CARM, Fernando López Miras. Repito, es una tontería, pero, no sé por qué, me fijé. Una de dos, o los demás son muy fríos o ella es muy efusiva. Me recuerda un poco a la típica tía abuela que no conoces prácticamente de nada, que te besa en la parte intermedia de la mejilla y los labios. Noté el cansancio y el aburrimiento de algunos asistentes, pero he de decir que en cuanto terminó su discurso, se piró bastante gente. Como colofón final, tocó el turno de López Miras, quien ya como en una charla de bar espetó lo oportuno en este tipo de actos.

Tal vez es porque ya he ido a más de un evento similar al del día de ayer. Me sorprenden bastante menos las cosas que pasan allí. Pero bueno, tampoco ve uno a un nobel todos los días. Eso compensa.

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