Adelanto de la entrevista a José Luján, rector de la Universidad de Murcia
No, no creo que sea un rojo peligroso, ni un azul peligroso, ni nada peligroso.
Sabe usted por qué se lo digo, ¿no?
Sí, eso fue un titular de un artículo de Ángel Montiel, un periodista de raza que tiene fino olfato político. Escribe de manera maravillosa. A mí me gustaban mucho esos títulos que Ortega le ponía a sus artículos en “El Espectador”. Mi maestro Jesús Galiana me enseñó y me aficionó a leerlo. Y Montiel tiene eso. Me hizo gracia pero, desde luego, no soy peligroso. A partir de ahí, ya da igual el adjetivo que se ponga.
¿Era la candidatura del Partido Popular en las elecciones a Rector de 2018?
Tampoco (risas). Ahora se habla mucho de bulos: ninguna de las candidaturas que se presentaron a las elecciones de 2018 era de ningún partido. En mi equipo rectoral, tanto en el 18 como en el 22, entiendo que hay vicerrectores y vicerrectoras que votan (o no) al que les da la gana. No les pregunto. Mi único criterio es el universitario, es decir, personas capaces de trabajar por la Universidad de Murcia, y no entro en lo demás. Habría que preguntar a quien lo dijo qué conocimiento tenía para decirlo y con qué propósito. Desde luego, no era una candidatura del PP, ni de Ciudadanos, ni del PSOE… Lo que sí hice fue, el día que decidí presentarme a las elecciones, llamar a los líderes de los partidos regionales para decirles que tenía estas intenciones y que no sería una candidatura partidista-política sino universitaria. Los llamé y se lo dije a todos.
En aquellas votaciones, usted ganó en segunda vuelta a Pedro Lozano con casi el 53% de los apoyos. Recordemos que fueron cinco los candidatos que decidieron presentarse; la mayor cifra de la historia de nuestra universidad. ¿Cómo recuerda aquella noche?
Con mucha alegría. En esa foto [está viendo la portada de La Verdad del 16 de marzo de 2018] estoy con mis dos hijos mayores, mis vicerrectores… Trabajamos mucho. A ver, a unas elecciones se puede presentar el que quiera, pero es verdad que el hecho de presentarse cinco candidaturas puso mucha intensidad, nos obligó a trabajar mucho, se vivieron momentos de gran tensión. Pero bueno, en la foto se me ve la cara de alegría. Me doy cuenta que en esa época corría bastante más y estaba más fit. Fue una alegría que desbordó. Alegría y satisfacción.
Le voy a enseñar un fragmento de vídeo del debate organizado por los estudiantes de las elecciones de 2018, con Pedro Lozano, y quiero que me diga lo que piensa [en éste, Luján recordaba cómo los estatutos de la UMU deberían haber estado aprobados desde 2010 y que, por tanto, había pasado la friolera de ocho años. Ahora, apostillo, han pasado un total de catorce años].
Pasó un mandato y tampoco fui capaz de sacar unos estatutos y estoy en un segundo y tengo como objetivo antes de acabarlo aprobar unos nuevos. No es excusa pero sí quizá explicación: en el interim lo que ha ocurrido es que se lanzó un proceso de reforma de la ley de universidades que cambiaba el marco legal estatal y, en ese sentido, sí es cierto que decidí en el primer mandato esperar a la nueva ley para hacer unos estatutos. Pero criticaba, y es criticable, que desde el año 2010 la Universidad de Murcia debería haber tenido unos estatutos adaptados. También creo que es criticable, y es responsabilidad mía y la reconozco, que estando a 2024 todavía sigamos teniendo vigentes los estatutos aprobados nada menos que en 2006.
¿Sigue sin pasar nada o pasa factura a la UMU?
Evidentemente, la Universidad de Murcia, como alguna otra universidad que está en una situación similar, ha seguido gobernándose porque el ordenamiento jurídico universitario es mucho más amplio que unos estatutos. Hay normas de producción estatal o autonómica que están por encima de ellos, además de una vasta producción normativa de desarrollo de legislación estatal, autonómica y la que deriva de nuestros propios estatutos que nos permite gobernar la Universidad de Murcia de una manera razonable y sin gran dificultad. Al final, tener unos estatutos modernos tiene que ver más con esa función de norma general programática, es decir, afectan más a cómo nos vemos que a lo que hacemos. Si hubo una ley que en 2007 quería que las universidades tuvieran estatutos nuevos en el plazo de tres años y no lo hicimos, estamos haciendo lo que la ley quería que hiciéramos. Mi propósito, antes de acabar este mandato, es tener aprobados los estatutos ya no conforme a la LOMLOU de 2007 sino a la LOSU de 2023.
A pocas semanas de las elecciones autonómicas de 2019, se presentó en la Facultad de Derecho una tesis en forma de libro del abogado Antonio López Martínez sobre, entre otras cuestiones, la memoria histórica; obra que, a pesar de no poder ver cumplido su deseo en vida, prologó el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Qué supuso para usted, en calidad de rector, ese acto?
Yo soy muy respetuoso del valor institucional que tiene la convivencia, en cualquier sociedad y, especialmente, en una sociedad libre, abierta y democrática. Recibir a quien ha sido presidente del Gobierno de España, para mí, fue un auténtico honor, lo primero. Lo segundo, publicar un libro de un político murciano que, además de hacer política, quiso escribir una tesis doctoral, ser doctor por la Universidad de Murcia, también tenía un elemento de bastante emotividad y reconocimiento a la voluntad que tenía el propio autor. Y tercero, los hijos del autor, Juana López y Joaquín López, son dos personas a las que les tengo muchísimo cariño y aprecio. Los tengo por amigos y eso añadió ese tercer elemento de emotividad. Creo que es de los actos más gratos a los que he asistido. Aquella foto con ellos, su madre y el presidente Zapatero me resulta muy simpática. Me gusta, me siento orgulloso.

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